Los millennians han redescubierto la rueda, una vez más. Dropshipping es el negocio de moda entre los más jóvenes, y consiste en comprar productos en el extranjero –principalmente en China- y revenderlos en sus propios países.
Esta modalidad no es una simple compra y reventa de productos sino que tiene sus propias particularidades. Por un lado, la demanda llega primero por lo que el dropshipper compra luego el producto. Por el otro lado, son ellos mismos como influencers o invirtiendo mucho dinero en publicidad que generan la necesidad de compra.
Esta modalidad comercial tiene dos ventajas en comparación con la forma tradicional. La primera y más relevante es que ellos son sus propias vidrieras e incentivan el consumo de determinados productos. La segunda, es que no precisan acaparar stock. Ellos venden lo que luego compran, con el dinero del comprador final y ganando la diferencia de precio.
Bruno Sanders, Rafel Mayors o Josef Brocki son algunos de los gurúes de esta nueva moda. Venden libros y cursos sobre el tema que les permitieron a estos chicos que promedian los 21 años ganancias de 10.000 euros al mes, y ostentar coches y vidas lujosas por sus redes sociales.
Siguiendo a estos cultores del dinero fácil muchos seguidores han emprendido el mismo camino. Pero, hay algunos detalles que nos les contaron.
En primer lugar, cuando la compra venta se convierte en tu actividad comercial principal debes registrarte y tributar como cualquier persona física o jurídica. Si bien esto parece obvio, no lo es para todos al momento de calcular costos de reventa. No estimar las cargas tributarias te puede llevar a tener un dolor de cabeza con el fisco, o directamente a que pierdas dinero.
Pero también debes saber que realizando esta actividad de reventa estás colocándote en la cadena de distribución del producto, y por ende asumes las responsabilidades de garantía e indemnidad del consumidor.
Son muchas las malas experiencias de revendedores que han llenado sus casas de productos chinos devueltos por sus compradores, no solo por fallas sino por expectativas insatisfechas. Recordamos que la ley también le da el derecho al consumidor de devolver el producto y exigir el reembolso de lo abonado por insatisfacción.
Pero, los problemas de este nuevo negocio no solo se acaban aquí. También, algunos dropshipper realizan la compra en los sitios web usando los datos de sus propios clientes, para que el producto llegué directamente al comprador final. Esta práctica viola directamente la ley de protección de datos personales y es ilegal.
Decir que no existen recetas mágicas para ganar dinero es casi a esta altura obvio. No obstante, los millennians están redescubriendo la rueda y creen que cualquier actividad que sume tecnología es innovadora y superadora.
Abogado Argentino especializado en Derecho informático y Nuevas Tecnologías. Docente e Investigador en UES 21. Director de consumidorenlaweb.com