Puentes de privacidad.

El 2015 se cerró el primer ciclo de activismo de los derechos digitales a partir de la acción iniciada por el joven austriaco Max Schrems a través de un movimiento representado por la organización Europa vs Facebook y el acceso a los datos de lo que podría resultar un usuario cualquiera, en el que además de evidenciar la gran cantidad de información que las tecnológicas conservan por parte de los usuarios puso de manifiesto la fragilidad de los instrumentos normativos para garantizar un uso debido y consentido de la información en congruencia con las disposiciones normativas vigentes, en el caso europeas, las cuales sobra decir, son de las más completas en la actualidad, aunado a que el fantasma de la intervención por parte del gobierno donde tienen su sede las tecnológicas quedó expuesto.

A la par de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea por el cual se invalidó el mecanismo de protección de datos imperante entre Europa y los Estados Unidos de Norteamérica denominado puerto seguro “Safe Harbor”, la Conferencia Internacional de Comisionados de Protección de Datos y Privacidad desarrolló una propuesta técnica de intervención denominada puentes de privacidad, liderada fuertemente por la autoridad de protección de datos de Países Bajos, que pretendía bajo la filosofía holandesa de tender puentes, preparar un arreglo entre naciones a fin de hacer un frente común para la protección de los datos personales a nivel internacional sin importar la regulación o las barreras legales.

La semana pasada se suscitó un evento de trascendencia regional e internacional a través del XVII Encuentro Iberoamericano de Protección de Datos y el 4º Foro Internacional del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de México y Municipios, en el cual, especialistas latinoamericanos con el respaldo del Consejo de Europa y la Agencia Española de Protección de Datos, en el seno de la organización iberoamericana compartieron las experiencias de la prospectiva de la protección de datos personales en la región.

Tal como se señala en su sitio de internet, la Red Iberoamericana de Protección de Datos, surge con motivo del acuerdo alcanzado en el Encuentro Iberoamericano de Protección de Datos (EIPD) celebrado en La Antigua, Guatemala, del 1 al 6 de junio de 2003, con la asistencia de representantes de 14 países iberoamericanos.

Esta iniciativa contó desde sus inicios con un apoyo político reflejado en la Declaración Final de la XIII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los países iberoamericanos celebrada en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 14 y 15 de noviembre de 2003, conscientes del carácter de la protección de datos personales como Derecho Fundamental, así como de la importancia de las iniciativas regulatorias iberoamericanas para proteger la privacidad de los ciudadanos.

LA RIPD se configura así desde sus orígenes como un foro integrador de los diversos actores, tanto del sector público como privado, que desarrollen iniciativas y proyectos relacionados con la protección de datos personales en Iberoamérica, con la finalidad de fomentar, mantener y fortalecer un estrecho y permanente intercambio de información, experiencias y conocimientos entre ellos, así como promover los desarrollos normativos necesarios para garantizar una regulación avanzada del derecho a la protección de datos personales en un contexto democrático, tomando en consideración la necesidad del continuo flujo de datos entre países que tienen diversos lazos en común y una preocupación por este derecho.

Sin embargo, en redes sociales no dejaron de observarse algunas reacciones contrarias a dicha iniciativa señalando que cómo es posible que el gobierno mexiquense busque proteger los datos de las personas cuando existen temas prioritarios en salud, bienestar y seguridad pública, tal como en algunas colaboraciones anteriores hemos atisbado como un sentir de la población mexicana, las cuales sin duda representan una parte de las inquietudes, pero desde una perspectiva personal, se alejan de un análisis integral de que a través de los datos, será posible modificar la situación que la sociedad mexicana está viviendo y que dado el poder de la información, constituye una apuesta correcta para enfrentar los problemas del México contemporáneo.

Esto es así, ya que el control y seguridad de los datos y la información constituye el principal elemento de la sociedad de la información y de la economía digital para el desarrollo y que más allá de los efectos dentro de un espacio virtual, el poder de los datos pueden transformar nuestra realidad, ya que a partir de ellos podemos desentrañar con mayor eficacia los diagnósticos que permitan la implementación de políticas públicas cercanas a la sociedad, a través de políticas de vigilancia y seguridad pública a través de grabaciones, la posibilidad de incrementar exportaciones a través de niveles adecuados de protección e intercambio de datos e inclusive ampliar las oportunidades de trabajo a través de telepresencia con las garantías de que nuestro país es un lugar seguro para procesar los datos de los demás habitantes del mundo, con lo cual el bienestar y la economía encontrarían oportunidades significativas de desarrollo.

En el ámbito digital, tampoco debe de perderse de vista la globalización económica en la cual cada vez más los modelos de negocio transitan hacia una gobernanza electrónica en la cual las oportunidades derivadas de las tecnologías como son el procesamiento masivo de información, inteligencia artificial y blockchain, entre tantos, necesitan de un entorno en el cual desarrollarse y que cuando menos, establezca un imperativo ético de privacidad garantizado por las leyes a fin de que las empresas puedan ajustar su modelo de compliance en nuestro país.

Muestra de que las tecnológicas pueden constituir catalizadores del desarrollo es la videoconferencia sostenida entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y Mark Zuckerberg para mejorar la conectividad en nuestro país en beneficio de los que menos tienen; sin embargo, dichas políticas deben incluir el cumplimiento de los principios en protección de datos personales para asegurar un uso proporcional y debido de dicha información, a fin de que las partes involucradas cuenten con un beneficio que no contenga clausulas perjudiciales para los usuarios.

Ello, ya que en principio podría parecer cuestionable una asociación entre Facebook y el gobierno mexicano, dadas las noticias que han surgido en los últimos años sobre dicha tecnológica, sin embargo, siempre y cuando existan condiciones apegadas a lo que la comunidad internacional ha fijado como parámetros debidos ¿se podría cuestionar una colaboración con una empresa que cumple con los estándares exigidos en materia de privacidad? A mi parecer no, y bajo esas condiciones Facebook y cualquier otra empresa que se ajustara a dichos parámetros éticos, debería contar con la oportunidad de marcar una nueva etapa en la economía digital en las naciones.

No obstante, tal como aconteció con el tránsito del Safe Harbor hacia el Privacy Shield (que aún deja muchas dudas), en los hechos nos encontramos con diversas y complejas causalidades que no se resolverán en el marco regulatorio, sino que requieren del actuar gubernamental a través de alianzas de las autoridades de protección de datos, que permitan un libre flujo de información bajo parámetros adecuados.

Por ello, el Encuentro Iberoamericano de Protección de Datos es una buena noticia, ya que a través del mismo, las autoridades encuentran los puntos de coincidencia para velar por los derechos de los ciudadanos que a la larga se traducirá en bienestar, y que para los ojos de quienes seguimos el evento y la agenda en la materia, constituye una antesala de lujo para la celebración en nuestro país de la Conferencia Internacional de Comisionados de Privacidad y Protección de Datos.

Hasta la próxima.

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Abogado especializado en TICs, privacidad y cumplimiento legal. Maestro en Derecho de las Tecnologías de Información y Comunicación por INFOTEC.

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