La Justicia de EE. UU. avala a Meta en la controversia por utilizar obras con derechos de autor para entrenar su inteligencia artificial

Un juez federal estadounidense desestimó la demanda presentada por 13 escritores contra Meta por el uso de sus obras protegidas para entrenar modelos de inteligencia artificial. Los autores alegaban que la compañía había utilizado versiones no autorizadas de sus libros, violando así los derechos de autor. Esta resolución representa un importante respaldo legal a las grandes tecnológicas que emplean contenido protegido para desarrollar herramientas de IA.

El juez Vince Chhabria, del Tribunal del Distrito Norte de California, dictaminó que los demandantes no ofrecieron pruebas suficientes para demostrar que la utilización de sus libros impactaba negativamente el mercado literario, requisito esencial para establecer una infracción de derechos de autor. Esta sentencia se suma a otra reciente a favor de Anthropic, otra empresa del sector, en un caso similar.

El fallo se enmarca dentro del principio de “fair use” o uso legítimo, doctrina que permite ciertos usos de obras protegidas sin necesidad de autorización del titular de los derechos. Chhabria dejó claro que esta doctrina no se aplica de forma automática en todos los casos y que su fallo no legitima cualquier uso de contenido protegido para entrenar IA. La decisión se basó en la insuficiencia probatoria, no en una validación absoluta del método empleado por Meta.

Aun así, el juez reconoció que emplear obras protegidas para desarrollar productos potencialmente competitivos representa un riesgo para los autores, ya que puede debilitar el mercado al permitir generar contenido similar sin pagar por la obra original. En este contexto, consideró problemático que empresas con fines de lucro utilicen contenidos de manera masiva sin mecanismos de compensación.

Entre los libros utilizados por Meta se encontraban “The Bedwetter” de Sarah Silverman y “La breve y maravillosa vida de Oscar Wao” de Junot Díaz. Documentos judiciales revelaron que la compañía empleó la base de datos pirateada Library Genesis (LibGen) para entrenar sus modelos, incluso tras advertencias internas sobre su ilegalidad. Se supo que el propio Mark Zuckerberg dio su aprobación para ese uso.

Meta defendió que su forma de operar se enmarca dentro del uso legítimo, argumentando que entrenar modelos con este tipo de contenido estimula la innovación y promueve el desarrollo de tecnologías de código abierto. Según la empresa, limitar ese acceso comprometería avances significativos en la IA generativa.

Sin embargo, los demandantes y otros críticos consideran que este tipo de prácticas representan una forma moderna de piratería. Denuncian que el uso no autorizado de obras literarias sin compensación económica afecta directamente a los creadores y podría debilitar seriamente la economía creativa.

Este fallo judicial no cierra el debate, sino que anticipa una nueva etapa de litigios donde se analizará caso por caso. La clave en el futuro será demostrar cómo el uso de contenido protegido impacta comercialmente a los titulares de derechos. La resolución, lejos de ofrecer claridad definitiva, inaugura una etapa de incertidumbre jurídica para la industria de la inteligencia artificial y el sector editorial.


Fuentes consultadas:

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Artículo redactado con asistencia de diversas inteligencias artificiales generativas con supervisión humana (redacción AD).

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